Había una vez, en un pequeño y colorido bosque lleno de flores y árboles que hablaban al viento, una niña llamada Clara. Clara no era como las demás niñas, porque ella tenía un secreto mágico: ¡podía ver hadas!
Cada día, después de jugar en el jardín de su casa, Clara caminaba por el bosque buscando a sus amigas las hadas. A veces las veía volar por encima de las flores, otras veces las encontraba escondidas en las ramas de los árboles, pero siempre había algo misterioso que hacerlas desaparecer si alguien se acercaba demasiado.
Una tarde de verano, Clara decidió que quería encontrar la hada más especial de todas. Había oído historias sobre una hada que tenía alas de mariposa y que podía conceder un deseo si alguien lograba encontrarla. ¡Clara estaba segura de que sería ella quien la encontraría!
—Hoy voy a encontrar a la Hada de las Alas Mágicas —dijo Clara con mucha emoción, mientras apretaba su pequeña mochila con algunas galletas y una botella de agua para el viaje.
Con su corazón lleno de esperanza, Clara caminó por el sendero del bosque. Las hojas crujían bajo sus pies y el sol brillaba a través de los árboles, creando sombras danzantes en el suelo. Mientras caminaba, comenzó a cantar una melodía que su mamá le había enseñado. Era una canción sobre hadas y estrellas.
De repente, una pequeña luz parpadeó frente a ella. Clara detuvo sus pasos, mirando fijamente hacia el lugar donde la luz brillaba más fuerte. Y allí, entre los arbustos, apareció la hada más hermosa que había visto jamás. Tenía alas brillantes como las de una mariposa, con colores que cambiaban de rosa a azul, como el cielo al amanecer.
—¡Hola, Clara! —dijo la hada con una voz suave como el viento—. Me llamo Liria, el hada de las alas mágicas.
Clara no podía creer lo que veía. ¡Era ella! La hada de las historias.
—¡Hola, Liria! —respondió Clara, saltando de alegría—. Siempre he querido conocerte. Mi mamá me contó sobre ti, ¡y hoy te encontré!
Liria sonrió y agitó sus alas, creando un brillo dorado que iluminó todo el bosque.
—Sabía que algún día vendrías, Clara. Tú tienes un corazón muy puro, lleno de amor por la naturaleza y la magia. Es por eso que hoy voy a regalarte un pequeño deseo. Pero antes, debes resolver una pequeña prueba.
Clara, curiosa y emocionada, miró a Liria con los ojos muy abiertos.
—¿Una prueba? ¿De qué tipo?
—Es muy sencilla —dijo Liria—. Tienes que encontrar tres cosas mágicas en el bosque antes de que caiga la noche. Si las encuentras, tu deseo se hará realidad.
Clara pensó por un momento. ¿Qué cosas mágicas podría encontrar en el bosque? ¡Pero si había tantas! Sin perder tiempo, aceptó la prueba.
—¡Lo intentaré! —dijo, con la voz llena de emoción.
Liria le dio un pequeño beso en la frente y, en un abrir y cerrar de ojos, desapareció en un destello de luz. Clara se quedó sola, pero llena de energía y curiosidad. Sabía que iba a tener una gran aventura.
La primera cosa mágica que Clara debía encontrar era una piedra brillante. No muy lejos de allí, vio algo que relucía entre las raíces de un árbol. Se acercó, y encontró una piedra redonda, tan brillante que parecía una estrella caída del cielo. Clara la levantó con cuidado y la guardó en su mochila.
—¡Una! —dijo, con voz alta—. Ahora, ¡a por la siguiente!
Siguió caminando por el bosque, buscando la segunda cosa mágica. Mientras avanzaba, vio cómo las flores se movían como si estuvieran bailando con el viento. Se acercó a un grupo de flores azules que brillaban con un resplandor suave.
—Estas flores son mágicas, Clara —le susurró una voz suave que venía de las flores—. Si las tocas con una mano llena de alegría, se abrirán para ti.
Clara sonrió y tocó una de las flores con mucho cuidado. En ese momento, las flores se abrieron y un pequeño arco iris apareció sobre ellas, llenando el aire de colores. Clara las recogió con cariño y las metió en su mochila.
—¡Dos! —exclamó, mirando su mochila llena de magia.
Ahora solo quedaba encontrar la última cosa. Clara sabía que debía apresurarse, porque el sol ya comenzaba a ponerse. De repente, vio una figura pequeña y brillante moviéndose entre los árboles. Era un ratón, pero no uno común. Este ratón llevaba un pequeño sombrero de paja y una capa de hojas doradas.
—¡Hola! —saludó Clara—. ¿Quién eres tú?
—Soy el ratón sabio —respondió el ratón, inclinándose ligeramente—. Vengo a ayudarte a encontrar la última cosa mágica que buscas.
El ratón señaló hacia una gran roca, al final del sendero.
—Allí encontrarás lo que buscas. Pero recuerda, solo lo podrás ver si tienes un corazón lleno de gratitud.
Clara miró la roca, y con una sonrisa, se acercó lentamente. Cuando llegó, vio que en la base de la roca había un pequeño espejo dorado. Cuando lo levantó, vio su reflejo, pero en el espejo no solo estaba ella. También había una pequeña hada volando a su alrededor.
—¡Lo lograste! —dijo la hada con una risa alegre. Era Liria, que había vuelto a aparecer.
Clara, feliz y emocionada, guardó el espejo con mucho cuidado en su mochila.
—¡Ya he encontrado las tres cosas mágicas! —dijo, mientras el sol comenzaba a esconderse detrás de las montañas.
Liria apareció frente a ella y le sonrió.
—¡Bien hecho, Clara! Como recompensa, tu deseo se hará realidad. Pero antes de pedirlo, quiero que recuerdes algo muy importante: la magia siempre estará en tu corazón. Lo único que necesitas es creer en ella y en el poder de tus sueños.
Clara miró a Liria, sintiendo una paz inmensa. No sabía qué pedir, porque ya tenía algo más valioso: había descubierto la magia dentro de ella.
—Mi deseo —dijo Clara con una sonrisa— es que todos los niños del mundo puedan ver la magia, como yo la veo.
Liria, con los ojos brillando de felicidad, agitó sus alas y dijo:
—Tu deseo se hará realidad, Clara. La magia siempre estará en los corazones de aquellos que creen en ella.
Y así, con un brillo en sus ojos y el corazón lleno de magia, Clara regresó a casa, donde su mamá la esperaba. Desde ese día, cada vez que miraba al cielo o paseaba por el bosque, Clara sabía que la magia estaba en todas partes, esperando ser descubierta.
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Radhe – Autor de Cuentos Cortos
¡Hola! Soy Radhe, el creador de Cuentos Cortos, un espacio donde los cuentos cobran vida y las imaginaciones de los niños pueden volar. Me encanta escribir historias mágicas y divertidas que llenen de alegría a los pequeños lectores. Aquí encontrarás cuentos cortos y de antes de dormir en español, cada uno acompañado de un audiolibro y hermosas ilustraciones.
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