Cuentos nocturnos sobre la magia de los reinos lejanos
Había una vez, en un rincón muy lejano del mundo, un pequeño reino lleno de magia y maravillas. Este reino no estaba en un mapa, ni se podía encontrar fácilmente; solo los más valientes y curiosos podían descubrirlo. Se llamaba El Reino de los Susurros, y estaba cubierto por un manto de estrellas que brillaban incluso durante el día.
Una noche, mientras las estrellas comenzaban a encenderse en el cielo, una niña llamada Ariana miraba por su ventana. Ariana vivía en un pueblo cerca de un misterioso bosque, un lugar que siempre había sentido como un misterio. Su abuela le había contado muchas historias sobre ese bosque, pero lo que más la fascinaba era la leyenda de un reino oculto, que solo los soñadores y aventureros podían encontrar.
La historia contaba que, si uno era lo suficientemente valiente para entrar en el bosque en una noche clara, y si sus deseos eran puros y verdaderos, una luz brillante lo guiaría hasta el Reino de los Susurros. Ariana, que era muy curiosa y tenía un corazón lleno de sueños, decidió que esa noche sería la noche en la que lo descubriría.
Con su mochila llena de pequeñas provisiones, como una linterna, una bufanda roja (que le había tejido su abuela) y su peluche favorito llamado Cielo, Ariana se adentró en el bosque. A medida que avanzaba, el aire se volvía más fresco y las sombras parecían bailar a su alrededor. Pero, lejos de asustarse, Ariana sentía una emoción que la impulsaba hacia adelante.
De repente, algo mágico ocurrió. Un suave resplandor apareció entre los árboles. La luz era suave, casi como un susurro, pero suficiente para que Ariana pudiera ver una senda que antes no había notado. Sin pensarlo dos veces, comenzó a caminar por el camino iluminado, dejando que la luz la guiara.
El sendero la llevó hasta un enorme árbol de hojas doradas, más alto de lo que Ariana había visto jamás. Sus ramas parecían tocar las estrellas y, al acercarse, Ariana escuchó una voz suave que decía:
— Bienvenida, Ariana. Has llegado al Reino de los Susurros.
Ariana, sorprendida, miró a su alrededor y vio que la luz provenía de criaturas diminutas y brillantes, que volaban alrededor del árbol. Eran como pequeñas hadas, con alas que centelleaban como diamantes.
— ¿Dónde estoy? —preguntó Ariana, mirando maravillada.
— Estás en el Reino de los Susurros, un lugar donde los sueños se hacen realidad y la magia vive en cada rincón. —respondió una de las criaturas, que se presentó como Lira, la guardiana de los sueños.
Lira tenía un cabello plateado que brillaba con la luz de las estrellas y ojos tan azules como el cielo nocturno. Su voz era suave y tranquilizadora.
— Pero no todos los que llegan a este reino tienen un deseo puro. —dijo Lira mirando fijamente a Ariana. — Solo aquellos que tienen el coraje de enfrentarse a sus propios miedos y desean algo con el corazón limpio pueden entrar.
Ariana pensó un momento. Ella había venido en busca de aventuras, pero también de respuestas. Deseaba saber si realmente podía hacer que sus sueños se hicieran realidad. Tenía una gran pasión por la música, pero temía que nunca fuera buena suficiente para tocar en frente de los demás.
— Mi deseo es ser valiente y poder compartir mi música con el mundo. —dijo Ariana con voz firme.
Lira sonrió con dulzura y asintió.
— Entonces, Ariana, te concederé una aventura. Para encontrar lo que buscas, deberás atravesar tres desafíos: El Bosque de los Susurros, la Montaña del Silencio y el Lago de las Estrellas. —dijo Lira mientras extendía sus alas brillantes. — Solo superando estos desafíos podrás lograr tu deseo.
El Bosque de los Susurros era un lugar oscuro y misterioso, lleno de voces que susurraban entre los árboles. Ariana caminó con valentía, escuchando las voces, pero no dejándose llevar por ellas. Sabía que no debía perderse en las dudas y temores. Al final del bosque, encontró una puerta dorada que la llevó a la siguiente etapa de su aventura.
La siguiente prueba fue la Montaña del Silencio. La montaña estaba rodeada de un silencio absoluto. Ariana no podía escuchar ni un solo sonido, ni siquiera su propia respiración. Pero entonces recordó las palabras de su abuela: “La verdadera valentía no está en gritar, sino en saber escuchar.” Ariana se sentó en la cima de la montaña, cerró los ojos y, por primera vez, escuchó la calma que rodeaba su corazón.
Finalmente, llegó al Lago de las Estrellas, un lago que reflejaba un cielo lleno de estrellas fugaces. Allí, Ariana debía tocar su música. Era el último paso de su viaje. Su corazón latía fuerte, pero recordó lo que había aprendido en el camino: la valentía no significa no tener miedo, sino hacer lo que es correcto a pesar del miedo.
Sacó su pequeño violín de su mochila y comenzó a tocar. Al principio, las notas temblaban, pero poco a poco, su música se volvió más fuerte y clara. Al terminar, una ola de luz surgió del lago, rodeando a Ariana y dándole una sensación de paz y alegría.
Lira apareció nuevamente y la abrazó con cariño.
— Has superado los tres desafíos, Ariana. Tu deseo se ha hecho realidad. —dijo Lira. — Has encontrado el coraje dentro de ti mismo y, con tu música, ahora serás capaz de compartir tus sueños con el mundo.
Con una sonrisa, Ariana se despertó en su cama, como si todo hubiera sido un sueño. Pero en su corazón, sabía que no era solo un sueño. Esa noche, había aprendido que la verdadera magia no está solo en los reinos lejanos, sino en la valentía que encontramos dentro de nosotros mismos.
Y así, cada vez que Ariana tomaba su violín, sentía la magia de aquel reino lejano y sabía que podía compartir su música con el mundo, sin miedo.
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Radhe – Autor de Cuentos Cortos
¡Hola! Soy Radhe, el creador de Cuentos Cortos, un espacio donde los cuentos cobran vida y las imaginaciones de los niños pueden volar. Me encanta escribir historias mágicas y divertidas que llenen de alegría a los pequeños lectores. Aquí encontrarás cuentos cortos y de antes de dormir en español, cada uno acompañado de un audiolibro y hermosas ilustraciones.
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