Las mejores historias para niños sobre magia y fantasía

Las mejores historias para niños sobre magia y fantasía

En un pequeño y acogedor pueblo rodeado de bosques mágicos, vivía una niña llamada Valentina. A Valentina le encantaba escuchar historias sobre magia, criaturas fantásticas y lugares secretos. Cada noche, antes de dormir, su abuela le contaba cuentos sobre dragones que volaban por el cielo, hadas que bailaban bajo la luz de la luna y castillos invisibles. Valentina soñaba con ser parte de esas historias y vivir sus propias aventuras llenas de magia y fantasía.

Una tarde, mientras paseaba por el bosque cerca de su casa, Valentina encontró algo muy especial. Entre los árboles, algo brillaba con un resplandor dorado. Se acercó con cautela, sintiendo que algo extraordinario estaba a punto de suceder. Al acercarse, vio un pequeño portal brillante en el tronco de un árbol. Era como una puerta diminuta, que solo alguien muy curioso podría descubrir.

—¡Vaya! —dijo Valentina, sorprendida. ¿Qué será esto? Pensó. Sin dudarlo, se agachó y tocó el portal con los dedos. Al instante, un suave viento la envolvió y, antes de que pudiera reaccionar, se vio transportada a otro mundo. Este lugar era completamente diferente al que conocía.

Estaba en un bosque, pero no como cualquier bosque. Los árboles eran enormes y sus hojas brillaban con colores dorados y plateados. El aire olía a flores que nunca había olido antes, y sobre ella flotaban mariposas de colores que emitían pequeñas luces. Valentina miró a su alrededor y vio que, a lo lejos, un castillo flotaba en el aire, suspendido entre las nubes. Sin pensarlo dos veces, decidió ir a verlo.

Caminó por el bosque, saltando de piedra en piedra, hasta llegar al castillo flotante. Allí, una pequeña hada de cabello plateado y alas de cristal la recibió con una sonrisa amable.

—¡Bienvenida, Valentina! —dijo el hada—. Yo soy Lira, y este es el Reino de la Magia. Solo aquellos que tienen un corazón puro y lleno de curiosidad pueden encontrar este lugar. ¿Te gustaría ver los secretos que guarda este reino?

Valentina, emocionada, asintió con entusiasmo.

—¡Sí, por favor! Siempre he soñado con ver un lugar mágico como este.

Lira la tomó de la mano y la condujo hacia el castillo flotante. Al acercarse, Valentina vio que el castillo no solo flotaba, sino que cambiaba de forma. Un momento parecía un castillo de cristal, otro momento se transformaba en un castillo de nubes, y después en una torre de estrellas. ¡Era como si el castillo tuviera vida propia!

Dentro del castillo, las paredes estaban cubiertas de luces que brillaban suavemente, como si las estrellas mismas se hubieran colado en el interior. En las habitaciones había criaturas fantásticas: dragones pequeños que se deslizaban por el aire como aves, unicornios que paseaban tranquilamente por los pasillos y hadas que cantaban canciones llenas de magia.

Lira guió a Valentina por el castillo hasta una gran sala donde una mesa estaba llena de libros antiguos y objetos mágicos. Allí, la hada le mostró un libro muy especial.

—Este libro tiene historias que solo pueden ser leídas por aquellos que creen en la magia —dijo Lira—. ¿Quieres escuchar una de ellas?

Valentina, con los ojos brillando de emoción, asintió. Lira abrió el libro y comenzó a leer en voz baja:

“Había una vez, en un lejano reino, un dragón llamado Drako. Drako no era un dragón común, pues tenía el poder de hacer que las estrellas brillaran más fuerte solo con su rugido. Sin embargo, él no sabía cómo usar este poder, pues vivía en una cueva oscura y no había nadie con quien compartirlo. Un día, una pequeña niña llamada Luna, con un corazón lleno de amor y valentía, encontró la cueva de Drako. Ella, sin miedo, se acercó y le preguntó al dragón: ‘¿Por qué te escondes en la oscuridad, querido Drako? Tienes un poder tan grande que el mundo necesita verlo’.”

Valentina escuchó atentamente, completamente cautivada por la historia.

—¿Qué hizo Drako después? —preguntó.

Lira sonrió y continuó:

“Con la ayuda de Luna, Drako aprendió a volar por el cielo y hacer que las estrellas brillaran aún más fuerte. Desde entonces, el dragón no volvió a esconderse en su cueva, y cada noche, volaba por el cielo, iluminando la oscuridad y llevando esperanza a los corazones de todos los que lo miraban.”

Cuando Lira cerró el libro, Valentina se sintió inspirada.

—¡Qué historia tan maravillosa! —exclamó. —Creo que, como Drako, todos tenemos algo especial dentro de nosotros, solo que a veces necesitamos a alguien que nos ayude a descubrirlo.

Lira asintió con sabiduría.

—Exactamente, Valentina. Todos llevamos una chispa de magia en nuestro interior. Y es esa magia la que nos ayuda a hacer cosas extraordinarias, incluso cuando no lo sabemos.

Antes de que Valentina pudiera hacer otra pregunta, una suave brisa la rodeó, y el mundo comenzó a desvanecerse lentamente. Lira le sonrió una última vez.

—Recuerda, Valentina, la magia está en todas partes. Solo tienes que creer en ella. Cuando regreses a tu hogar, guarda esta historia en tu corazón y siempre recuerda que la magia nunca se va, está contigo siempre.

Con un parpadeo, Valentina se encontró de nuevo en el bosque cerca de su casa, con el portal brillando a sus pies. Aunque el portal desapareció, Valentina sabía que nunca olvidaría la lección que había aprendido esa noche: la magia está en todas partes, y todo lo que necesitamos es creer en ella para verla.

Desde ese día, cada noche, antes de dormir, Valentina cerraba los ojos y se imaginaba en el castillo flotante, rodeada de criaturas mágicas y escuchando nuevas historias de fantasía. Y aunque no siempre podía verlas, sabía que la magia siempre la acompañaba, en su imaginación y en su corazón.

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