Cuentos para niños pequeños : La Pequeña Rana y el Gran Charco

Cuentos para niños pequeños: La Pequeña Rana y el Gran Charco

Había una vez, en un bosque lleno de árboles altos y plantas verdes, una pequeña rana llamada Rita. Rita vivía en un pequeño charco junto a su familia y amigos.

Aunque el charco era su hogar, Rita siempre soñaba con explorar más allá y descubrir lugares nuevos. Lo que más soñaba era llegar al Gran Charco, un lugar del que siempre escuchaba hablar, pero que nunca había visto.

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Un día, mientras jugaba saltando de una hoja a otra, Rita se encontró con una rana vieja y sabia llamada Don Ramiro. “Hola, pequeña,” dijo Don Ramiro con una sonrisa. “¿Por qué saltas tan emocionada?”

Rita, con sus ojos brillantes de emoción, respondió: “Siempre he soñado con conocer el Gran Charco. Todos dicen que es enorme y lleno de aventuras. Quiero llegar hasta allí, pero no sé cómo.”

Don Ramiro, con su voz suave y sabia, le dijo: “El Gran Charco está más lejos de lo que imaginas, pero con valentía y paciencia, puedes llegar. ¿Estás lista para la aventura?”

Rita, sin dudarlo, asintió. “¡Sí! Estoy lista.”

Y así comenzó su viaje. Rita saltó por el bosque, pasando por pequeños arroyos, colinas y muchos otros charcos. En el camino, conoció a una tortuga llamada Tomás, que se movía lentamente por el sendero. “¿A dónde vas, pequeña rana?” preguntó Tomás.

“Voy al Gran Charco,” dijo Rita con entusiasmo. “¿Quieres venir conmigo?”

Tomás sonrió. “Soy lento, pero me encantaría acompañarte. El viaje será más divertido con un amigo.”

Juntos, Rita y Tomás continuaron su aventura. A lo largo del camino, conocieron a otros animales: un pájaro curioso que les mostró el camino más corto, un pez que nadaba en los arroyos y les contaba historias de las aguas, y una libélula que volaba sobre sus cabezas, guiándolos a través del bosque.

Finalmente, después de muchos saltos y un largo viaje, Rita y sus nuevos amigos llegaron a la cima de una colina. Desde allí, pudieron ver el Gran Charco, brillando bajo el sol. Era más grande y hermoso de lo que Rita había imaginado. Las aguas eran cristalinas, y muchos animales vivían allí, nadando y jugando.

“¡Lo logramos!” gritó Rita emocionada, saltando de alegría. “¡Es más maravilloso de lo que soñé!”

Tomás y los demás animales sonrieron. Sabían que el viaje no solo había sido sobre llegar al Gran Charco, sino sobre las amistades y las aventuras que vivieron juntos.

Rita saltó al Gran Charco y nadó con alegría, agradecida por haber seguido su sueño. Ahora sabía que, con valentía, paciencia y buenos amigos, cualquier sueño podía hacerse realidad.

Y así, la pequeña rana y sus amigos disfrutaron de muchas más aventuras en el Gran Charco, sabiendo que el verdadero tesoro no estaba solo en el destino, sino en el camino que recorrieron juntos.

Fin.

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