Cuentos Cortos Infantile – El Zorro y el Cuervo

 Cuentos Cortos Infantile - El Zorro y el Cuervo

En lo alto de un árbol, un cuervo llamado Ciro encontró un delicioso trozo de queso que había estado buscando todo el día. Con gran orgullo, se posó en una rama y comenzó a disfrutar de su botín. El aroma del queso se extendió por el bosque, atrayendo la atención de un astuto zorro llamado Roco.

Roco, al ver al cuervo con el queso, pensó en una manera de quitárselo. Sabía que no podía trepar el árbol para alcanzarlo, pero confiaba en su astucia para lograr lo que quería.

—¡Oh, querido cuervo! —dijo Roco, poniéndose debajo del árbol—. ¡Qué plumaje tan brillante tienes! Nunca he visto un cuervo tan hermoso en toda mi vida. Si tu canto es tan magnífico como tu apariencia, deberías ser coronado rey de todos los pájaros.

El cuervo, sorprendido por los halagos del zorro, miró hacia abajo. Ciro sabía que era un pájaro fuerte, pero nunca había pensado que su canto fuera especial. Sin embargo, los elogios de Roco lo hicieron sentir tan orgulloso que decidió mostrarle al zorro lo melodioso que podía ser su canto.

Ciro abrió su pico para cantar, pero en cuanto lo hizo, el trozo de queso cayó al suelo. Rápido como el viento, el zorro tomó el queso y se alejó, sonriendo por haber logrado su objetivo.

—Gracias, querido cuervo, por el banquete —dijo Roco, riendo mientras se alejaba.

Ciro, dándose cuenta de que había caído en la trampa del zorro, se sintió avergonzado. Desde ese día, aprendió una valiosa lección: no siempre debemos dejarnos llevar por los halagos, especialmente cuando vienen de quienes solo buscan aprovecharse de nosotros.

Cuentos Cortos Infantile – El Zorro y el Cuervo

En lo alto de un árbol, un cuervo llamado Ciro encontró un delicioso trozo de queso que había estado buscando todo el día. Con gran orgullo, se posó en una rama y comenzó a disfrutar de su botín. El aroma del queso se extendió por el bosque, atrayendo la atención de un astuto zorro llamado Roco.

Roco, al ver al cuervo con el queso, pensó en una manera de quitárselo. Sabía que no podía trepar el árbol para alcanzarlo, pero confiaba en su astucia para lograr lo que quería.

—¡Oh, querido cuervo! —dijo Roco, poniéndose debajo del árbol—. ¡Qué plumaje tan brillante tienes! Nunca he visto un cuervo tan hermoso en toda mi vida. Si tu canto es tan magnífico como tu apariencia, deberías ser coronado rey de todos los pájaros.

El cuervo, sorprendido por los halagos del zorro, miró hacia abajo. Ciro sabía que era un pájaro fuerte, pero nunca había pensado que su canto fuera especial. Sin embargo, los elogios de Roco lo hicieron sentir tan orgulloso que decidió mostrarle al zorro lo melodioso que podía ser su canto.

Ciro abrió su pico para cantar, pero en cuanto lo hizo, el trozo de queso cayó al suelo. Rápido como el viento, el zorro tomó el queso y se alejó, sonriendo por haber logrado su objetivo.

—Gracias, querido cuervo, por el banquete —dijo Roco, riendo mientras se alejaba.

Ciro, dándose cuenta de que había caído en la trampa del zorro, se sintió avergonzado. Desde ese día, aprendió una valiosa lección: no siempre debemos dejarnos llevar por los halagos, especialmente cuando vienen de quienes solo buscan aprovecharse de nosotros.

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